Es una de las experiencias inolvidables para cualquier hombre. Porque casarse está muy bien, pero la diversión real llega poco antes, durante la despedida de soltero. Ese evento que reúne a todos los amigos en una “ultima juerga” que promete ser épica, y que aunque no se la última, porque nunca lo es, sí que debe ser especial. Despedirnos de la soltería es uno de esos momentos cruciales en los que nos damos cuenta que estamos a punto de dar un paso importante en nuestras vidas. Algo que queremos compartir con nuestros mejores amigos, con los que han estado ahí siempre para nosotros. Un evento que lleva celebrándose desde hace siglos, aunque de formas muy diferentes, claro está. Cada grupo de amigos, además, se toma las despedidas de una forma distinta. Lo que nunca puede faltar, eso sí, es la diversión, la fiesta… y un poco de picante, porque estás a punto de quedar “encadenado” para siempre a la misma mujer.
Hay mucha mitología también en torno a este tipo de eventos, porque todos hemos vivido una despedida de soltero tan salvaje que la resaca nos ha durado días en pasarse. El amigo del amigo de nuestro amigo tuvo la suya en Las Vegas, tal otro se fue durante varios días con su pandilla a un país extranjero y nadie quiere hablar de lo que pasó allí… Ese punto de misterio, pero también de compañerismo, de decir siempre “lo que pasa en la despedida se queda en la despedida”, es algo imprescindible. Debemos contar con nuestros amigos de mayor confianza porque la noche puede irse un poco de madre, y que ocurran cosas que tal vez no queremos que los demás sepan. Por eso es bueno rodearnos de la gente que de verdad nos aprecia, gente en la que podamos confiar. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones los novios apenas pueden decidir nada sobre su propia despedida, ya que son los amigos los que se encargan de organizarla. Siempre al gusto del novio, pero también guardando ciertas sorpresas para que ese evento sea absolutamente inolvidable.
La despedida, una noche inolvidable
Si estás encargado de organizar la despedida de algún amigo, solo o en compañía de otros colegas, lo primero que debes hacer es tener siempre en cuenta lo que querría el novio. Por ejemplo, puede que el chico que se casa no sea demasiado fanático del esquí, pero al resto os encanto ir a la montaña. Por más que el grupo entero quiera pasar unos días esquiando, si es algo que no va a disfrutar el novio, mejor no hacerlo. Habrá momentos en los que tengáis que ponerle en vergüenza, porque eso pasa en todas las despedidas, pero será algo puntual. Debes pensar siempre que esto es algo para él, no tanto para vosotros, aunque lo vayáis a disfrutar juntos al fin y al cabo.
Debes poner de acuerdo a todas las personas que sabes que el novio querría tener con él. Esto a veces puede provocar problemas así que los novios no se encargan de nada salvo de la lista de invitados imprescindibles a la despedida. Como este tipo de ocasiones suele reunir a gente que tal vez no se conoce tanto, como amigos y familiares cercanos del novio, es bueno hacer una reunión previa. Así al menos sabremos con quien contamos y tendremos un poco más de control sobre la lista de invitados. Buscar un buen sitio para cenar, un sitio donde bailar y dejarnos llevar por la fiesta… Son muchas la tareas a la hora de organizar una despedida, pero todo vale la pena cuando vemos disfrutar tanto a nuestro amigo, justo antes de casarse.
La cena con los amigos
Será el inicio de la noche, en la mayoría de despedidas. Algunas veces es más un almuerzo que una cena, si hemos podido quedar por la mañana. Sin embargo, lo habitual es reservar mesa en un sitio relativamente elegante, e ir bien vestidos. El momento de desatarnos llegará después. Ahora, sobre la mesa, podremos disfrutar de una buena comida y de las primeras anécdotas sobre el novio. Sobre cómo cada uno de nosotros lo conoció, y la relación que tiene con él. Las primeras botellas de vino no durarán mucho, y la cerveza correrá veloz por nuestras gargantas para dar paso al momento estelar de la noche: la auténtica fiesta.
Un baile caliente
En este punto tenemos varias opciones. Podemos irnos a una discoteca a disfrutar del ambiente, como un fin de semana cualquiera, o alquilar cualquier local donde estar a nuestro aire. Esta última opción, más íntima y reservada, suele encajar mejor en la fiesta que queramos ofrecerle a nuestro amigo. Sobre todo si vamos a tirar del clásico baile erótico, por parte de una profesional. No será lo mismo llevarle a una discoteca llena de gente y hacerle pasar ese “mal trago”, que hacerlo entre amigos, en un sitio cerrado y sin mirones que puedan chivarse. Porque si hay algo que no puede faltar en una despedida de soltero es un baile caliente y especial para el novio, que está a punto de perder su soltería.
Contratar a una bailarina no es complicado, sobre todo ahora en la era de Internet, donde podemos encontrarlas casi en cualquier esquina de la red. Hay portales de anuncios donde las chicas se ofrecen con vídeos y fotos, para que sepamos a quién estamos contratando. Podemos acudir también a algún strip bar y verlas en acción para escoger a la que más nos guste, y a la que sepamos que más le gustará a nuestro amigo. Estas mujeres suelen prepararse una coreografía especial para estas ocasiones, muy intensa y erótica, y aunque puede hacer un baile para todos, lo habitual es que se centre en el chico de la despedida, ya que es su noche.
Un final feliz a gusto del novio
El alcohol hace estragos, el ambiente está muy caldeado… Y es normal que con una chica preciosa contoneándose de forma lasciva ante nosotros, el deseo nos pueda. Al contratar a la bailarina debemos tener claro si vamos a querer algo más que un baile, porque si se da la situación pero la chica se niega, será todo un bajón. Por eso, contratar a una escort desde el primer momento puede ser una buena solución. Pagaremos por el baile, y si el novio se anima con un final feliz más íntimo y especial… Será como su gran regalo de despedida de soltería, el poder estará con una espectacular profesional del sexo. Y si el novio al final declina el ofrecimiento, seguramente no falten candidatos para ponerse en su lugar y disfrutar de la chica.