Categoría: Bailes

Bailar es una de las actividades que más nos motivan, incluso a aquellos que no somos ni mucho menos expertos en bailes y movimientos acompasados. La música se nos mete dentro y el ritmo nos hace movernos como nos sale. Y como ocurre con la música, no hace falta ser un bailarín profesional para disfrutar de un buen baile, solo quitarnos de encima la vergüenza. Hay quien solo baila en privado, para que nadie les vea. Hay quien se apunta a clases de bailes de salón, de salsa o bachata, para aprender al menos lo básico y poder moverse con soltura en la pista. Sea como fuere, todos hemos bailado alguna vez, de alegría, de satisfacción, por pura emoción al escuchar esa canción que tanto nos gusta, con la pareja con la que queremos compartir nuestra vida. Se baila en las celebraciones más importantes, en eventos multitudinarios de música, e incluso en ceremonias religiosa. Porque el baile es una de las primeras expresiones del ser humano, una de las más antiguas y rituales.

Es una de las experiencias inolvidables para cualquier hombre. Porque casarse está muy bien, pero la diversión real llega poco antes, durante la despedida de soltero. Ese evento que reúne a todos los amigos en una “ultima juerga” que promete ser épica, y que aunque no se la última, porque nunca lo es, sí que debe ser especial. Despedirnos de la soltería es uno de esos momentos cruciales en los que nos damos cuenta que estamos a punto de dar un paso importante en nuestras vidas. Algo que queremos compartir con nuestros mejores amigos, con los que han estado ahí siempre para nosotros. Un evento que lleva celebrándose desde hace siglos, aunque de formas muy diferentes, claro está. Cada grupo de amigos, además, se toma las despedidas de una forma distinta. Lo que nunca puede faltar, eso sí, es la diversión, la fiesta… y un poco de picante, porque estás a punto de quedar “encadenado” para siempre a la misma mujer.

Hay mucha mitología también en torno a este tipo de eventos, porque todos hemos vivido una despedida de soltero tan salvaje que la resaca nos ha durado días en pasarse. El amigo del amigo de nuestro amigo tuvo la suya en Las Vegas, tal otro se fue durante varios días con su pandilla a un país extranjero y nadie quiere hablar de lo que pasó allí… Ese punto de misterio, pero también de compañerismo, de decir siempre “lo que pasa en la despedida se queda en la despedida”, es algo imprescindible. Debemos contar con nuestros amigos de mayor confianza porque la noche puede irse un poco de madre, y que ocurran cosas que tal vez no queremos que los demás sepan. Por eso es bueno rodearnos de la gente que de verdad nos aprecia, gente en la que podamos confiar. Sin embargo, en  la mayoría de ocasiones los novios apenas pueden decidir nada sobre su propia despedida, ya que son los amigos los que se encargan de organizarla. Siempre al gusto del novio, pero también guardando ciertas sorpresas para que ese evento sea absolutamente inolvidable.

Pocos estilos han logrado ser tan sugerentes, divertidos y populares como el rock and roll. Está claro que su popularidad ya no es la de antaño, pero aun así todavía hay muchos que disfrutan escuchando este estilo de música, que surgió en los años 50 en Estados Unidos como una versión más moderna y movida del rythm & blues. Grandes artistas como Elvis Presley, Jerry Lee Lewis o Chuck Berry hicieron de este estilo una auténtica revolución, sobre todo entre los jóvenes. El rock and roll es la música que marcó aquella década de los 50, que nos ha llegado, a través de las películas, de una forma bastante edulcorada. Hoy por hoy todavía hay muchos grupos que siguen practicando este estilo, en todas sus vertientes, sin olvidarnos de que fue también la primera piedra para crear el rock y todos sus derivados.

Pero el rock and roll no solo se disfruta escuchándolo, sino también bailándolo. Y es que una de las principales cosas que gustaron a los jóvenes de este estilo cuando surgió es que se podía bailar, y de hecho, no era tan complicado hacerlo. Movernos al ritmo de la música nos parece hoy lo más normal del mundo, pero antes del rock and roll, los demás estilos solo eran bailes de salón. Es decir, no había ninguna música realmente popular que se bailara, al menos no como se bailaba aquel ritmo que nos hacía mover las caderas. Por eso el rock and roll se volvió tan popular entre la juventud, y lo sigue siendo hoy en día. Musicales como Grease ayudaron muchísimo a conseguir que esa popularidad llegase más lejos. Hoy por hoy, el rock and roll es uno más entre tantos estilos de baile que podemos encontrar en las competiciones, o en las academias profesionales. Uno muy divertido que se baila en pareja, y que necesita mucha coordinación, como vamos a ver a continuación.

Los bailes de salón se pueden definir como las danzas que un grupo de personas bailan en pareja, en una sala, o también en espacios abiertos, con ocasión de un acontecimiento social o fiesta. El baile es un enlace de movimientos aprendidos, al compás de una música, que acaban formando una coreografía de la modalidad que se baila.

Aparte de los pasos y las figuras que se ejecutan, los bailadores tienen que mantener una postura del cuerpo y una posición respecto de la pareja que faciliten los cambios de pasos y las figuras, y que unifiquen la pareja, como si fuera una sola pieza, para coordinar las evoluciones.

El Santo Andreu Teatro recupera el festival de danza del 9 al 13 de noviembre con una selección de seis espectáculos, de la danza emergente a la danza familiar

Después de ser a la cuerda floja por la incertidumbre en las subvenciones del Cuenca, el Danzado!, el festival de danza del Sat!, se celebrará del 9 al 13 de noviembre al teatro de Santo Andreu. La muestra reivindica la danza para todos los públicos: de edades diferentes y más o menos aficionados a los espectáculos de movimiento.

El miércoles 9 de noviembre el Danzado! abrirá con una sesión dedicada a las compañías emergentes, modernas y frescas. Por un lado Bellas durmientes, de la coreógrafa Christine Cloux, Premio de las Artes Escénicas de la Generalitat valenciana como mejor intérprete y mejor espectáculo de danza, que traza un puente entre la niña y la mujer adulta; y de la otra, la exploración de los límites de cada cual a Her name is Hysteria, de las bailarinas y coreógrafas establecidas en Barcelona Sau-Ching Wong y Paloma Muñoz.

El jueves 10 se podrá degustar una propuesta de la compañía aragonesa LaMov, que es una colaboración entre dos coreógrafos discípulos de Béjart y Duato. Dos está configurada por dos partes: la primera es una coreografía que habla de la lucha de opuestos que controla las personas y las relaciones; la segunda, inspirada en la fotografía Superpoblación de Will McBride (1969), se introduce en el mundo de la desigualdad social.

El viernes llegará el turno de una coproducción entre la compañía catalana Contrapunctus danceport y los alemanes movingtheatre.de, que ha reunido coreógrafos y un director de 4 países europeos (Austria, Alemania, Italia y el Estado español) para desarrollar Revolver Indenti(c)tats, un proyecto que habla de la uniformidad y la individualidad, la integración, la marginación, los outsiders, la agresión…